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ESPERAR
El otro día mientras esperaba a mi hija en el auto, escuchando la radio un programa donde invitan a un terapeuta conocido al programa y les hizo una pregunta, a los locutores y a la audiencia; "¿Qué es lo más loco que hiciste por amor?" Y eso me hizo reflexionar. Creo que lo más loco que he hecho, o tal vez lo más irracional, ha sido “esperar” y pienso, esperar es un acto de fe, pero también puede ser un castigo. Nos enseñaron que la espera tiene sentido, que lo que realmente vale la pena llega con el tiempo, pero… ¿es siempre así?
¿Qué estamos esperando realmente? ¿Una respuesta? ¿Una señal? ¿Una persona? ¿O esperamos que algo cambie dentro de nosotros? Porque esperar no es solo aguardar el regreso de alguien, o la confirmación de lo que queremos escuchar. A veces, esperar es una forma de no enfrentarnos a la verdad, de no tomar una decisión, de no aceptar que quizás… nada cambiará. Y en este momento, lo veo más claro que nunca. Sigo con mi esposa, en esta relación que es una mezcla de amor, costumbre e incertidumbre. Sé lo que ha hablado con sus amigos más cercanos, lo que le ha dicho con respecto a muestra relación, como también se, que la sigue movilizando emocionalmente esta otra persona, que siente afecto y que sus sentimientos hacia el nunca cambiaron, y que sigue con la esperanza de construir algo con él en la sombra. Y, sin embargo, aquí estoy. Esperando.
Esperando que un día despierte y me mire como antes.
Esperando que lo que sé y lo que siento no sean la misma cosa.
Esperando
que sus mensajes ocultos y sus planes silenciosos no sean lo que parecen.
Esperando
que, de alguna forma inexplicable, el amor nos salve de todo lo que ya nos
rompió.
Pero la espera no es solo por ella. También es por mí. Porque mientras todo esto sucede, hay otra verdad dentro de mí que también está esperando.
¿Esperando que? Esperando a ser completamente libre. Esperando a no tener que esconderme más. Esperando a que el mundo me vea como yo me veo. Porque mi dualidad también es parte de esta espera. He pasado tanto tiempo postergando a Sabrina, poniéndola en pausa, permitiéndole existir solo en los espacios que nadie ve. Y me pregunto: ¿acaso esta también es una forma de esperar? Esperar el momento correcto para ser yo. Esperar a que la vida me dé permiso. Esperar a que mi pareja, el mundo o incluso yo misma acepté lo que siempre supe.
La otra vez, hablando con mi psicólogo, me hizo una pregunta clave; "¿Desde dónde estás esperando?" y la respuesta me salió sin dudar - Espero en el presente - No en el pasado, porque lo que fue ya no se puede cambiar. No en el futuro, porque es incierto y lo que haga hoy lo definirá.
Es loco, pero me hizo recordar a lo que escuche en una película de una saga que marco mi vida, donde decían.
"No
te concentres en tus ansiedades, Obi-Wan. Mantén tu atención aquí y ahora, como
debe ser."
"Pero
el maestro Yoda dijo que debo prestar atención al futuro."
"Pero no a expensas del momento, no olvides la fuerza latente, joven padawan."
Es curioso cómo una película de ciencia ficción puede tener una enseñanza tan real. Esta frase, que Qui-Gon Jinn le dice a Obi-Wan en Star Wars La Amenaza Fantasma, habla del mismo equilibrio que mi psicólogo me mencionó: vivir en el presente sin perder de vista el futuro, pero sin que la preocupación por lo que vendrá nos robe el ahora. Y tiene sentido. Porque esperar en el presente no significa aferrarse a lo que fue, ni vivir con miedo a lo que vendrá. Significa aceptar lo que hay hoy, lo que siento hoy, lo que tengo hoy.
Pero la espera no es infinita. En algún momento, el presente se vuelve el pasado, y lo que alguna vez fue una espera puede transformarse en resignación.
Esperar puede ser esperanza, pero también puede ser miedo. Miedo a soltar, miedo a seguir adelante, miedo a aceptar que lo que quiero no está en el otro, sino en mí misma. Porque, ¿qué pasará si un día despierto y me doy cuenta de que he esperado demasiado? ¿Que la espera no me trajo lo que buscaba, sino solo más tiempo perdido? ¿Que lo que realmente necesitaba no era esperar, sino actuar?
Esperar por amor… es la mayor locura. Pero también, a veces, es la mayor trampa
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