Los demás forman parte del camino, pero quien camina eres tú
Crossdresser (o crossdressing) es una palabra que
viene del inglés y significa literalmente vestirse con ropa del otro género. No
es lo mismo que ser trans, ni travesti, ni necesariamente gay. Ser crossdresser
tiene que ver con un espacio íntimo, personal, donde la ropa, el maquillaje o
los gestos femeninos se convierten en un lenguaje de expresión, en un refugio,
en una identidad que también vive dentro nuestro.
Algunas personas lo viven como un juego, otras como
un arte, y otras —como en mi caso— como una parte real y profunda de la
identidad. Una parte que equilibra, que cuida, que acompaña. No se trata de
disfraz ni de sexo. No tiene que ver con “buscar hombres”, ni con provocar. Se
trata de existir con esa dualidad, de integrar lo masculino y lo femenino que
conviven en una misma persona.
Y acá me parece importante hacer una aclaración que
suele confundirse mucho también
Identidad de género, es cómo me siento y me
reconozco (mujer, hombre, ambas, ninguno, etc.), independientemente del cuerpo
con el que nací. Ejemplo: alguien puede haber nacido con cuerpo masculino y
sentirse mujer. Eso es ser una persona trans.
Orientación sexual, es hacia quién me atraigo
(hombres, mujeres, ambos, ninguno, etc.), independientemente de mi identidad de
género. Ejemplo: puedo ser trans y sentir atracción por hombres, mujeres o
ambos.
Ser trans no tiene nada que ver con ser gay o
lesbiana. Una cosa es quién soy y otra es quién me gusta. Y lo más importante,
creo, ninguna identidad ni orientación es un error. Todas son formas válidas de
existir y amar.
Entonces, cuando alguien me pregunta “¿y por qué no
decís travesti y punto?”, yo sonrío. Porque las palabras importan, y nombrarse
es un acto de verdad. No es lo mismo, aunque a algunos les cueste entenderlo.
Y sí, como dice mi amiga, cada quien camina su
propio camino. El mío tiene estas huellas, estas preguntas y también estas
explicaciones que dejo aquí, para quien quiera escuchar, en este caso leerlas, con
respeto. Porque al final existir no se trata de encajar en una categoría, sino
de caminar fiel a uno mismo.
Y, en definitiva, todo esto no se trata de
etiquetas vacías ni de teorías. Se trata de vidas reales, de historias que
respiran, de almas que buscan ser nombradas sin miedo. Porque cada palabra con
la que nos definimos no es un capricho, es un espejo donde finalmente nos
reconocemos.
Caminar el propio camino es también esto, de
atreverse a ser, aunque no encaje en los moldes conocidos. Entender que mi
identidad no se mide por la mirada ajena, sino por la paz que siento al
abrazarla.
Quizá algún día ya no sea necesario explicar tanto.
Quizá llegue un tiempo donde simplemente existir sea suficiente. Hasta
entonces, elijo seguir nombrándome, contando, educando… porque cada paso que
doy, aunque pequeño, abre un poco más el sendero para quien venga después.
Yo....
No soy una etiqueta, soy una persona. Algunos me
llaman crossdresser, otros piensan en lo trans, otros en lo no binario. Y quizá
algo de todo eso me roce, pero no me define. Yo me defino así: soy Jorge y soy
Sabrina. Dos nombres, dos formas de habitarme, que conviven y me hacen
completa.
No me visto para disfrazarme ni para provocar. Lo
hago porque mi lado femenino existe, porque me habita, porque me acompaña desde
siempre. Ella es refugio, equilibrio, verdad. No necesito encajar en un
casillero para existir. No busco pertenecer a una categoría. Solo quiero ser
fiel a lo que soy. Porque sí, los demás forman parte del camino, pero quien
camina… siempre sos vos.
Comentarios
Publicar un comentario