La Alquimia de la Oscuridad y la Luz

 

En este proceso de aislamiento y confrontación interna, me doy cuenta de que lo que estoy viviendo es mucho más que un simple distanciamiento de los demás. Es una especie de alquimia, donde las partes de mí que una vez temía, que evitaba, ahora se están mezclando, formando algo nuevo. Carl Jung decía que "uno no se ilumina imaginando figuras de luz, sino haciendo consciente la oscuridad." Esa es la verdadera transformación que estoy experimentando, aunque en su etapa más cruda.

 

Cada día me encuentro con sombras de mi pasado, viejas heridas que resurgen, decisiones que antes parecían pequeñas pero que ahora se revelan como pasos importantes en mi evolución. En medio de esta noche oscura del alma, lo que solía ocultar, tanto a mí como a los demás, comienza a pedir ser integrado, no rechazado.

 

La oscuridad, esa que en otro tiempo habría intentado disipar o ignorar, ahora es mi compañera. No es el enemigo que una vez creí que era, sino una maestra. Me está mostrando lo que se necesita para renacer. No es un renacimiento en el sentido físico, sino algo más profundo; una nueva visión, una nueva forma de estar en el mundo. Y en ese renacimiento, sé que lo que una vez fue dividido en luz y sombra, en fuerza y vulnerabilidad, ahora está comenzando a fusionarse.

 

En este proceso, me doy cuenta de que el aislamiento no es un castigo del universo, sino una especie de retiro sagrado. Es el espacio donde lo viejo muere para que algo nuevo pueda nacer. Es en este silencio donde puedo escuchar mi voz interna, y no puedo evitar notar una dualidad sutil que late dentro de mí, aunque no completamente definida, pero sí presente, pidiendo ser reconocida.

 

Tal vez esta "noche oscura" no sea más que la semilla de un nuevo amanecer, uno que no solo integra mis sombras, sino que las abraza. Al final de este camino, no sé exactamente qué me espera, pero tengo la certeza de que será más auténtico, más libre, más en sintonía con lo que realmente soy.