Cuando el cansancio ya no entra en el cuerpo

Más allá de la feminización

 

Una persona me hizo una pregunta, si el camino que estoy recorriendo es un proceso de feminización. Y entiendo por qué la gente lo piensa: he adoptado hábitos que tradicionalmente se asocian con lo femenino, como usar ropa íntima femenina, cuidar mi piel con más atención, pintarme las uñas, depilarme, y conectarme con la delicadeza que estas cosas me hacen sentir. Sin embargo, lo que realmente estoy experimentando va mucho más allá de lo que se puede entender como una "feminización". 

Este camino no es solo una cuestión estética o física. No se trata solo de cómo me veo o cómo me visto, sino de cómo me siento internamente, de quién soy en lo más profundo de mi ser. La ropa femenina, el maquillaje y los pequeños rituales de cuidado personal son solo la manifestación externa de algo mucho más grande. Lo que estoy haciendo es integrar una parte de mí que ha estado oculta durante años: mi identidad femenina. 

Durante mucho tiempo, sentí que esta parte de mí estaba reprimida, como si fuera algo que debía esconder. Las normas sociales y familiares me imponían roles y expectativas que no se alineaban con lo que sentía dentro mío. Pero a medida que fui adentrándome en este proceso, me di cuenta de que la feminidad no es solo un rol, ni una etiqueta, ni algo que solo se puede manifestar en lo externo. La feminidad es una energía, una sensibilidad, una parte fundamental de mi interior, de mi ser que siempre ha estado ahí, esperando su momento para florecer. 

¿Es este un camino de feminización? Quizás, en la superficie, podría parecerlo. Pero la realidad es que siento que estoy en un viaje mucho más profundo. No se trata solo de transformar mi apariencia o adoptar gestos femeninos. Lo que estoy haciendo es un proceso de autoconocimiento y autocomprensión. Estoy aceptando mi dualidad, mi esencia, y permitiendo que cada parte de mí “tanto lo masculino como lo femenino” se exprese de manera auténtica. Estoy sanando heridas, liberando viejas presiones y expectativas, y, en ese proceso, me estoy reencontrando con una parte esencial de mí, de mi alma. 

Llamar a esto "feminización" sería reducir lo que realmente está ocurriendo dentro de mí. Estoy
caminando hacia mi plenitud, hacia la integración de todo lo que soy. Sabrina es una parte fundamental de esa plenitud, una presencia femenina que me da equilibrio, fuerza y paz. Sí, disfruto de los aspectos estéticos y físicos de este proceso, pero lo más importante es cómo me siento por dentro. Estoy conectando con una verdad interna, con una serenidad y un amor propio que antes no conocía.
 

Este camino me ha permitido ver que no tengo que elegir entre lo masculino y lo femenino. No tengo que encajar en una categoría o en una etiqueta. Puedo ser ambas cosas, puedo ser libre, puedo ser yo misma en toda mi complejidad. Y eso, más que cualquier transformación externa, es lo que me da fuerza y me hace sentir en paz conmigo misma.

Comentarios