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Últimamente, he sentido que el aislamiento ha tocado a mi puerta con una intensidad que nunca antes había experimentado. En ese espacio solitario, donde el ruido externo se desvanece, es como si el universo me estuviera llamando a confrontar algo más profundo. Carl Jung decía que, en la soledad, uno no solo se enfrenta a lo que aparenta ser, sino a lo que verdaderamente es. Es un espejo donde las capas que hemos construido comienzan a desmoronarse, revelando partes de nosotros mismos que quizás hemos ignorado o reprimido.
Este aislamiento, más que una separación del mundo exterior, se ha convertido en una invitación para explorar lo que siempre ha estado presente pero que, en el bullicio de la vida cotidiana, pasaba desapercibido. En estos momentos, no me siento sola en el sentido convencional, sino en una especie de compañía íntima conmigo misma. Un yo que parece observarme desde lejos, como si siempre hubiera estado ahí, esperando su turno para salir a la luz.
Es en este proceso de retirada cuando siento que surgen las preguntas más profundas: ¿Quién soy realmente cuando no estoy rodeada por las expectativas de los demás? ¿Qué partes de mí he dejado a un lado, y por qué? Jung mencionaba que a menudo proyectamos aquello que no aceptamos de nosotros mismos en los demás, y quizás sea precisamente en este aislamiento que he comenzado a reconocer esas proyecciones. Cada día, cada hora en este espacio de soledad, parece un nuevo descubrimiento, como si capas invisibles se desprendieran para mostrar algo más auténtico, algo más verdadero.
A pesar de que podría parecer una experiencia solitaria, no lo es del todo. Es como si, al quedarme sola, estuviera acompañada por algo más profundo, una energía que me impulsa a abrazar tanto la luz como la sombra. Y aunque este proceso aún es incierto, siento que el aislamiento es un regalo, un espacio que me ha permitido redescubrir lo que siempre estuvo latente en mí.
En estos días, me pregunto si realmente estamos aislados o si, en realidad, es el universo el que nos guía para ver lo que necesitamos ver. Tal vez, este sea el camino hacia una versión más completa de mí misma, aunque aún no esté lista para revelarlo plenamente. Pero lo siento ahí, latiendo con fuerza, esperando el momento adecuado.
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