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A lo largo de mi vida, siempre ha existido una dualidad que intenté comprender. Mi nombre Masculino, pero también soy Sabrina. Al principio, no entendía del todo esta parte de mí, pero con el tiempo, comencé a ver que no era simplemente un problema de género o un trastorno, como muchos podrían haber creído. Este viaje ha sido largo, lleno de introspección, de errores, de relaciones complejas y momentos de transformación personal. La verdad es que Sabrina no es solo un alter ego, sino una manifestación de una parte esencial de mi interior, mi alma, una conexión que, aunque reprimí durante años, ha ganado cada vez más fuerza sobre todo este último año.
Comencé terapia, en parte por mi esposa, buscando herramientas para manejar la incertidumbre que invadía nuestra relación. Al principio, pensé que mi necesidad de ayuda estaba relacionada con las dificultades de pareja: los sentimientos que ella comenzó a tener por otra persona, la pérdida de su madre y la distancia que existía entre nosotros. Sin embargo, lo que encontré fue mucho más profundo. Mi terapeuta me introdujo a la meditación y a partir de ahí, algo dentro de mí comenzó a cambiar.
Fue en una meditación profunda, en la tranquilidad de mi casa, donde se desbloquearon recuerdos de mi infancia que habían estado ocultos durante tanto tiempo. Ahí fue donde recordé a mi tía, esa figura que, sin saberlo, sembró las primeras semillas de lo que hoy entiendo como mi conexión con lo femenino. A través de esos recuerdos, comencé a ver cómo, desde muy joven, ya había sentido esta afinidad, aunque no sabía cómo expresarla.
Esta meditación no solo me llevó a esos recuerdos, sino que también me abrió a nuevas formas de entender mi ser. Abandoné mi lado agnóstico y empecé a explorar lo holístico, influenciado por autores como Carl Jung y Brian Weiss. Jung, con su teoría de "la sombra", me ayudó a ver que Sabrina había sido esa parte de mí que mantuve oculta, pero que siempre estuvo allí, esperando ser aceptada. Weiss, por otro lado, con sus enseñanzas sobre vidas pasadas, me permitió considerar que quizás esta presencia femenina dentro de mí podría haber sido un alma que me acompaña desde hace mucho tiempo, tal vez incluso de una vida anterior.
Mi historia con las mujeres ha sido complicada, y no siempre fui fiel a mi esposa. Hubo muchas infidelidades, relaciones con 4 mujeres que mantenía en secreto. De las cuatro había una persona en especial, con quien tuve una conexión especial desde que éramos jóvenes. Sin embargo, a pesar de esos errores, lo que realmente me brindaba satisfacción y paz era mi relación con Sabrina. Con el tiempo, me fui alejando de esas relaciones, buscando ser fiel a mi verdad interior.
En este proceso, Sabrina se ha vuelto una parte integral de mi vida. No es solo un escape o una fantasía, es una manifestación real de mi ser. Comencé a cuidar mi cuerpo, a comprar ropa femenina, a usar maquillaje, a pintarme y a asumir hábitos que me hacen sentir más conectada con mi feminidad. Cada día, siento que Sabrina se va integrando más en mi vida cotidiana, aunque aún hay cosas que mantengo ocultas, sobre todo por respeto a mi familia y a mi entorno laboral.
La relación con mi esposa es compleja, y aunque el amor y el compañerismo aún están presentes, la incertidumbre de lo que vendrá pesa sobre ambos. Si la relación termina, sé que Sabrina estará aún más presente en mi vida, y aunque el dolor de una separación será inevitable, también estoy preparada para seguir apoyándola, especialmente por nuestra hija. La conexión con mi familia siempre ha sido importante para mí, y no importa el camino que tomemos, siempre estaré ahí para ellas.
He hablado con mi esposa y mi hija sobre Sabrina, que fue una persona especial en mi vida. Sin embargo, siento que mi pareja ha comprendido, en parte, lo que Sabrina realmente significa para mí. El gesto de comprarme los pasajes a la provincia donde ella vivía para despedir sus restos, fue su manera de mostrarme que entendía, de alguna forma, la importancia de esta parte de mi ser.
Hoy, sigo en este viaje de
autodescubrimiento, de aceptación de mi dualidad, de abrazar a Sabrina como una
parte esencial de mi vida. Siento que he crecido emocional y espiritualmente, y
aunque aún hay cosas que no puedo cambiar, como mi pasado o las decisiones que
tomé, sé que cada paso que doy me acerca más a vivir mi verdad con autenticidad
y paz interior.
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