Cuando el cansancio ya no entra en el cuerpo

Una sola palabra

“Musa”

Definición de la real academia española:
Del lat. Musa, y este del gr. Μοῦσα Moûsa.

1.      f. Cada una de las nueve diosas de las artes liberales que, según los poetas antiguos, presidían las ciencias y las letras.

2.      f. Inspiración que siente el artista y que estimula la creación.

3.     f. Persona o cosa que sirve de motivo o inspiración artística.


A veces una sola palabra puede tocar lugares que ni sabía que estaban esperando ser tocados.

Hace un par de dias, una amiga muy especial me volvió a llamar “musa” y me quede pensando un rato largo en esa palabra. Me sonreí sola, me latía el pecho distinto. No por vanidad, no por ego sino porque entendí que, sin buscarlo, fui inspiración para alguien que admiro profundamente.

Me pregunté, ¿cuántas veces me sentí todo lo contrario a una musa? En los días en que no podía más, en los que lloré sola o dudé de cada paso que daba, en los que sentí que no tenía nada para ofrecer… ¿quién hubiera dicho que, desde ese lugar tan humano, podía llegar a tocar a alguien?

Porque muchas veces pensamos que para inspirar hay que tener todo resuelto, o mostrarse fuerte, perfecta, sin fisuras. Pero quizás lo más inspirador de todo es cuando alguien se anima a vivir su verdad, aunque no encaje. Aunque duela. Aunque incomode.

Esta palabra puede parecer pequeña, pero tienen el poder de cambiar algo por dentro.
“Musa” encierra mucho más que inspiración. Es raíz, es fuego, es mirada, es presencia; es dejar huella sin hacer ruido.

Ser musa no es posar. Es mostrarte, es ser con tus luces y tus miedos. Es conmover, incluso cuando pensás que no estás haciendo nada especial.

Y entonces entendí algo que, cuando una es auténtica, alguien en algún lugar la está mirando con ojos de gratitud.

Y eso... eso es un regalo inmenso.

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